Influencia de los conflictos sociales, políticos y climatológicos, en la arquitectura, el urbanismo y la forma de vida

domingo, 10 de julio de 2011

RESTAURAR EL JARDÍN DEL EDÉN

Luego plantó Dios un jardín en Edén, al oriente, donde colocó al hombre que había formado."
 Génesis 2:8
En este capítulo del Génesis, el primer libro de la Biblia, Dios crea el jardín que se convirtió en el más famoso del mundo: un lugar idílico, bien irrigado, abundante en alimentos y cuidado por el primer hombre, Adán. El jardín perdido que Adán y Eva fueron obligados a abandonar, ha fascinado a judíos y cristianos, teólogos, escritores y artistas a través de los tiempos. Su forma, su tamaño y su ubicación exacta quedan abiertos a la interpretación. La traducción del génesis a lo largo de la historia ha dado distintas versiones de éste jardín dependiendo de la cultura que se encargaba de su legado.
El jardín se describe frecuentemente como un jardín cerrado, tal vez porque el término griego paradeisos, utilizado para traducir "Jardín del Edén", deriva de una palabra persa que describe "un trozo de terreno cerrado".
Pero a pesar de la falta de detalles en las descripciones bíblicas, los historiadores han sido casi unánimes al situarlo en Mesopotamia, cuya cultura sumeria floreció durante el tercer milenio a C.
Los humedales de Mesopotamia (lugar donde se cree se situaba el Jardín del Edén), son los más importantes de Oriente Medio; santuario para millones de aves exóticas, cuentan con un oasis de dimensión regional, que ha ofrecido tierras fértiles, agua y aire durante siglos a millones de habitantes. Ubicados en la frontera confluencia de los ríos Tigris y Eúfrates, estos humedales ocupaban un área de más de 20.000 kilómetros cuadrados, de lagos, marismas y pantanos interconectados, brindando sustento a países como Turquía, Irak, Siria e Irán. Los libros antiguos sugieren que estas marismas eran consecuencia de una devastadora inundación que tuvo lugar alrededor del año 620, pero los indicios arqueológicos sugieren que se formaron mucho antes, en tiempo de los sumerios, cuando las aguas del Golfo Pérsico comenzaron a retroceder hacia el sur, dejando atrás todos los pantanos al lado de el Tigris y el Éufrates.
Históricamente, al disponer de un difícil entramado de islas y cañaverales los pantanos sirvieron de refugio a esclavos y siervos, y ya en la época de Sadam Hussein el lugar donde se refugiaban los perseguidos del régimen. El declive y la destrucción de estos humedales comienzan significativamente en la década de los años 50, momento en el que Turquía e Irán, naciones ubicadas corriente arriba de la cuenca, represaron lagos y pantanos con el fin de conseguir agua y energía hidroeléctrica. El problema posteriormente adquirirá proporciones de catástrofe.
Desde 1970, la ejecución de diferentes proyectos mal planteados habían interrumpido el flujo de agua en los pantanos a lo que se sumó en 1991 (tras la primera guerra del Golfo) un agresivo programa ideado por Hussein. El plan para desviar de ellos el flujo de los ríos Tigris y Eúfrates, fue presentado en un primer momento como medida para mejorar la agricultura y realizar nuevas explotaciones petroleras, pero realmente se trataba de una  represalia contra los habitantes de los pantanos como castigo por un fallido levantamiento de estos contra el régimen. Este plan acompañado por una serie de actuaciones de drenaje llegaron a convertir los humedales en un autentico desierto obligando a los residentes a abandonar sus asentamientos.
Se estima que durante los años en que Hussein estuvo en el poder, el 95% de los pantanos se secaron fundamentalmente por el desvío deliberado de agua. Con la desaparición de los pantanos se perdió una intrincada estructura de islas habitadas desde hacía 5000 años, que pasaron de medio millón en la década de 1950 a tan solo 20.000.
Más tarde la expansión de la guerra en Irak originó una nueva destrucción de lo poco que quedaba de los humedales de Mesopotamia, situados en plena línea de fuego. La segunda guerra del golfo, añadió más devastación a estos humedales, cuyo epicentro está muy cerca de Basora, ciudad que sufrió el mayor ataque por parte EEUU y las tropas aliadas; las marismas no pudieron evitar la contaminación causada por el uso de las armas convencionales
Anteriormente a producirse la devastación, el humedal era un importante suministrador de la industria del camarón y del pescado fresco en Irak.
Esta tragedia ecológica también ha sido una tragedia humana, ya que las obras de drenaje se combinaron con la represión directa sobre sus habitantes, que redujeron su población de 250.000 a 40.000 personas que vivían en las islas artificiales fabricadas con barro y cañas.
La mayoría de los habitantes de los pantanos viven en casas de caña arqueada llamadas “mudhif”. Estructuralmente son arcos de haces de juncos atados en la parte superior, las paredes se tejen en patrones intrincados de cañas; en el extremo plano de la pared se realizan paneles de celosía de cañas para la admisión de luz natural y aire. Los mudhif miden poco más de 2 metros de ancho, unos 6 metros de largo y alrededor de 3 metros de alto y se construyen en la orilla de los pantanos o en las islas artificiales compactadas con juncos o con cañas y barro. Las chozas tienen entradas en ambos extremos, una parte se utiliza como vivienda y la otra para refugio de animales cuando hace mal tiempo.
Para el transporte por las marismas y cañaverales se utilizan embarcaciones realizadas con los mismos materiales. Los humedales se componen de numerosas islas agrupadas en pequeños municipios, se trata de islas artificiales realizadas con tierra, cañas y papiros. La comunicación entre ellas se realiza fundamentalmente por barcos; por las “calles de agua” circulan barcos de diferentes tipos y tamaños, el más popular esta hecho de juncos y betún.
La embestida de estos últimos años ha sido tan devastadora que de milagro se salvó menos de 10 por ciento de las áreas pantanosas originales. En sólo dos años, los pantanos fueron casi completamente secados.
El PNUMA (Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente), lanzó una advertencia tres días después del inicio del ataque a Irak, durante el “Tercer Forum Mundial del Agua” celebrado en Kyoto (Japón): “Si no se toman medidas urgentes, las marismas de la Mesopotamia corren el riesgo de desaparecer de tres a cinco años”. El área fue alguna vez el más grande ecosistema de humedales del Medio Oriente. Para Naciones Unidas, su disecación constituye uno de los mayores desastres ambientales del mundo, comparable a la destrucción de la selva amazónica.
Actualmente, con la aplicación de diversos programas de rehabilitación, los humedales mesopotámicos están volviendo lentamente a la vida.
Los proyectos de recuperación planteados desde el año 2005, consiguieron que aproximadamente el 58% de los pantanos rejuvenecieran y de esta forma los habitantes pudieran regresar a sus hogares; desgraciadamente la grave sequía de los últimos años ha provocado la paralización de esta regeneración y la amenaza de que la marismas de Mesopotamia vuelvan a secarse una vez más. Menos del 25% de los pantanos se mantuvieron hidratados en el 2009, bajando el nivel del agua y como consecuencia aumentando la salinidad.
Al margen de estos problemas el inicio de la restauración ha alentado el retorno de los pobladores de los humedales que están ahora en condiciones de ganarse la vida de los Pantanos con actividades como la pesca y la fabricación de cestas de juncos para vender en los mercados
En la última Conferencia Internacional sobre la Rehabilitación de las Marismas del sur de Irak, que se llevó a cabo en el Centro de Ciencias Marinas de la Universidad de Basora, los 500 participantes, redactaron y firmaron una petición de llamamiento a los gobiernos de los países vecinos y a la sociedad internacional para asegurar y asignar un porcentaje específico de agua a los pantanos de Mesopotamia.
El Ministerio de Recursos Hídricos coordina las labores de muchas organizaciones, agencias de Naciones Unidas y otras entidades, con apoyo financiero de Canadá, Italia, Japón y Estados Unidos. El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el primero en advertir en imágenes satelitales que los humedales desaparecían, está promoviendo el desarrollo sustentable en la zona.
Hay una gran esperanza para el futuro, pero aún queda mucho por hacer. La Fundación Natura Irak, en colaboración con el Centro de Restauración de las marismas (CRIM) desarrolla un plan de trabajo para la preparación de un Plan de Restauración Sostenible (SRP) para estos pantanos. Los resultados iniciales sugieren que existe agua suficiente en el sur iraquí para una restauración parcial, si se desmonta el sistema de canalización tendido en los años 90; el desarrollo de la cuenca requerirá unas 100 nuevas plantas de tratamiento de agua y un suministro centralizado de energía.
En la actualidad la fragilidad y vulnerabilidad del vasto ecosistema de los pantanos se ve amenazada además por un gobierno débil, sin la voluntad política de influir en la demanda de los derechos del agua de la cuenca del Tigris y el Eúfrates. Las personas involucradas en la restauración admiten que todavía hay un largo camino por recorrer, pero también señalan el progreso actual como una señal de que las marismas iraquíes podrán ser un día completamente restauradas y volver a su antigua gloria.
Seymour Ettienne Bottex
"Paraiso Terrenal"



Y salía de Edén un río para regar el huerto,
y de allí se repartía en cuatro brazos.
El nombre del uno era Pisón;
éste es el que rodea toda la tierra de Havila,
donde hay oro;
y el oro de aquella tierra es bueno;
hay allí también bedelio y ónice.
El nombre del segundo río es Gihón;
éste es el que rodea toda la tierra de Cus.
Y el nombre del tercer río es Hidekel;
éste es el que va al oriente de Asiria.
Y el cuarto río es el Eufrates.
Tomó, pues, Jehová Dios al hombre,
y lo puso en el huerto de Edén,
para que lo labrara y lo guardase.

Genesis bíblico.








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