Influencia de los conflictos sociales, políticos y climatológicos, en la arquitectura, el urbanismo y la forma de vida

sábado, 3 de agosto de 2013

AHORA SOMOS POBRES. DE LA TRANSFORMACIÓN AL URBANISMO UTÓPICO

Se empeñan en decirnos que estamos en crisis, se empeñan en decirnos que esta crisis es mala, y se empeñan en decirnos que hay que tomar medidas para rescatar y salvar el sistema…. y así seguirán si no nos apresuramos y empezamos a tomar conciencia, a despertar, a creer firmemente que todo es una farsa o mejor aún una ocasión única para la verdadera transformación.
Es momento para el optimismo, sin burbuja ni demanda inmobiliaria, sin iniciativas ni públicas ni privadas, es la ocasión, es el momento fecundo sin interferencias, es el tiempo para debatir lo que no se debatía, para dibujar lo que no se dibujaba.
Es la hora de volver al urbanismo utópico, de mirar a las ciudades con alegría, de volvernos locos de contentos al comprobar que los árboles nos cobijarán más allá de las pérgolas y que no se necesita césped para descansar en la hierba.
¡Era todo mentira!, las casas no necesitaban adosarse incómodas sobre una retícula dándole la espalda al sol; ¡Dios mío!, eso solo se hacía para aprovechar cada milímetro de suelo a vender.
Ahora es distinto, ya no hay nadie que especule con nuestras casas, con nuestras ciudades y con los espacios en que vivimos, ahora, las relaciones sociales, la conducta y la personalidad de cada uno se reconocen en todos los lugares.
Somos individuales, elegimos, encendemos las luces de nuestro barrio cuando lo consideramos necesario, no necesitamos que se enciendan junto a las del resto de la ciudad.
Con nuestra transformación hemos abandonado la "expansión"; intervenimos en nuestra ciudad, pintamos nuestras casas de colores, hemos cambiado el ámbito de nuestros consumos y nos da para todos, por eso somos más amables.
Mi ciudad, ya es un lugar para vivir, no para intentar sobrevivir.
Ahora somos felices, porque nunca creímos que existía una crisis, comprendimos que era un invento organizado para perpetuar un modelo de sociedad “desarrollista” que no de desarrollo
Al salir a la calle, ya no veo un conjunto uniforme, sino una suma de barrios únicos, diferentes, con distintas necesidades; tenemos peculiaridades, se nos diferencia. 
Se me escapa una sonrisa al comprobar que por fin conseguimos el verdadero progreso social y moral.
Hemos aprovechado la oportunidad y hemos llegado a la transformación.

“El infierno de los vivos no es algo por venir: hay uno, el que ya existe aquí, el infierno que habitamos todos los días, que formamos estando juntos. Hay dos maneras de no sufrirlo. La primera es fácil para muchos: aceptar el infierno y volverse parte de él hasta el punto de dejar de verlo. La segunda es riesgosa y exige atención y aprendizaje continuos: buscar y saber quién y qué, en medio del infierno, no es infierno, y hacer que dure, y dejarle espacio.”
ITALO CALVINO, ‘Las ciudades invisibles’.